domingo, 31 de agosto de 2014

     Acababa de llegar al aeropuerto y tenía que decidirme definitivamente, ¿iría a la playa a ver si estaba o me dirigiría directamente a su casa para arreglarlo todo? Finalmente opté por ir a la playa pues una corazonada me decía que la encontraría allí. Bajé todo ilusionado con la maleta en la mano y la busqué con la mirada entre la poca gente que había. Pero ella no estaba allí.
    
     Después de dar un paseo en su búsqueda, resignado, se puso a tirar piedrecitas al mar, en un lugar donde no había gente.
     Al cabo de un rato oyó una voz que le resultó familiar gritando su nombre. La primera vez creyó que era su imaginación pero la segunda vez sonó más clara, lo cual hizo que se girara y la viera.
     Ambos salieron corriendo y se abrazaron. Posteriormente comenzaron a pasear.
     -¡Alejandro, viniste!
     -Claro, eso quedamos y por lo que veo tú tampoco lo olvidaste a pesar de todo...
     -Eso ya no importa. Quería pedirte disculpas por mi comportamiento y...
     -Shh, no hables; no importa -la interrumpió-. Empecemos de nuevo, vente conmigo, encontrarás trabajo o haz la prueba de acceso a la universidad. No sé, vente, no quiero perderte de nuevo.
     -Vale, cuando acabe el verano iremos juntos pero tengo que intentar hacer la prueba de acceso primero y ahorrar, tendré que trabajar.
     -No importa, yo trabajaré también, te ayudaré; pero, por favor, no ne dejes volver sin ti.
     -No, esta vez no. Iremos juntos y ya lo que ocurra pero siempre juntos.
     Después de ésto dejaron sus cosas en el coche, compraron comida y se pasaron el día en la playa, comiendo y disfrutando del momento sin pensar en nada más, ni en el futuro más lejano ni en lo que pasaría al día siguiente. Tan solo estaban ellos dos en sus pensamientos, su universo.
     Se quedaron contemplando la luna y las estrellas resplandecer y reflejarse en el mar y terminarona noche con un gran beso que nunca olvidarán.
     Finalmente María y Alejandro estudiaron juntos en Cambridge y se quedaron allí a vivir pero siempre que podían regresaban para recordar y pasar buenos tiempos allí donde todo empezó.
     Así,  deseo que María pidió se cumplió y no se volvieron a separar a pesar de todos los contratiempos.

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